Le dicen “El Chaco”, por su lugar de nacimiento. Llegó en silencio al club, a mitad de una temporada y cumplió con el sueño del pibe: jugar en Primera División. Marcos Sánchez está en Santiago llevando a cabo la cuarentena obligatoria, pero le encantaría estar junto a su familia en su Machagai natal. El lateral o interno por izquierda de Central Córdoba charló mano a mano con el portal Nuevo Diario.
– ¿Cómo estás llevando esta cuarentena obligatoria en Santiago?
– Gracias a Dios bien, cuesta mucho porque esto no había pasado nunca y no estamos acostumbrados a estas cosas. En mi provincia, Chaco, los cosas son más duras que en las demás provincias de esta parte del país, pero se están tomando todos los recaudos posibles para superarlo. Gracias a Dios, en mi pueblo, Machagai, no hay ni un caso por ahora y las cosas están mucho más tranquilas. Yo no me pude ir a Chaco. En este momento me encuentro en Santiago del Estero. Cuando me estuve por ir no pude pasar la frontera porque en Chaco comenzaron un día antes con la cuarentena , ya estaba cerrado por completo todo Chaco y me tuve que volver hacia Santiago de nuevo.
– ¿Qué enseñanza crees que va a dejar esta pandemia mundial? ¿Crees que algo va a cambiar luego de lo que está sucediendo en el mundo?
– Cuando pase todo esto va a dejar muchas enseñanzas, sin dudas. La más valiosa, cuidar la vida de los demás y de uno mismo, que está por encima de cualquier cosa hoy en día.
– ¿Cómo es tu casa y cómo está integrada tu familia?
– La de Machagai es una casa humilde, a la cual voy siempre cada vez que tengo vacaciones. En mi familia somos cinco: mi padre, mi madre y mis dos hermanos mayores.
– Y en Santiago tienes un patio o algún lugar como para poder realizar actividad física para mantenerte en forma? ¿Llevas a cabo alguna dieta?
– Los entrenamientos los estoy haciendo en el departamento en el que vivo, con rutinas que nos pasa todos los días el profesor Gabriel Roldán. Sí, el tema dieta es fundamental, ya que no podemos entrenar con normalidad. No hay mucho lugar para entrenarse en un departamento, pero hacemos lo que podemos.
– ¿Te sorprendió la renuncia de Coleoni o ustedes ya venían procesando esa información?
– Sí, nos sorprendió a todos, por todo el tiempo que llevábamos juntos; mucho más a los chicos que venimos hace varios años en el club, por las cosas que se lograron en esta institución. Pero sabemos que son cosas que suceden en el fútbol.
– ¿Te sentiste valorado durante este último proceso?
– Sí, desde luego, me sentí partícipe. Yo creo que todos los que estamos en el plantel sintieron lo mismo, porque a todos les tocó jugar creo. Obvio a algunos mucho más que a otros, pero también hay que consignar que somos un plantel numeroso y parejo.
– No sé si habrás convertido muchos goles, pero ¿cuál fue el que más gritaste en tu carrera? Puede ser uno propio o de un compañero.
– Los goles que más grité fueron, sin dudas, los del “Burrito” Ortega y de Diego Jara en el ascenso del Argentino A, ante Defensores de Villa Ramallo; y bueno, ni hablar del gol del “Pelado” Alfredo Ramírez, el último de penal en el ascenso a la Superliga en Junín.
– ¿Cuál o cuáles fueron tus máximas alegrías en tu carrera deportiva?
– Las máximas alegrías fueron los dos ascensos seguidos que logramos en este club.
– ¿Cuál fue la anécdota más risueña que te pasó dentro de un campo de juego o en un vestuario?
– ¿Anécdotas? Sí, tengo varias, pero la que más recuerdo es la del perro, cuando entró en un partido de local y quería agarrar la pelota y yo estaba por patear un tiro libre en la mitad de la cancha. Todavía me río cuando me acuerdo de eso.
– ¿Cuál es tu vínculo con Central Córdoba, cuándo se vence? ¿Te gustaría continuar en el club?
– Mi contrato con Central Córdoba termina ahora en junio, y sí, claro que me gustaría seguir. Me siento muy cómodo en esta institución, llevo tres años y medio en el club, pero bueno, no depende solo de mí el hecho de renovar. Calculo que cuando llegue el momento, nos sentaremos hablar con el presidente y la comisión directiva y con el nuevo cuerpo técnico que llegue al club.